Según las estadísticas, el número de solter@s en el mundo
aumenta constantemente.
La palabra soltero significa solo. Por lo tanto, solteros no son solo aquellos que nunca se han casado, sino también aquellos que se han
convertido en tales por la muerte del cónyuge, por un divorcio, o por otras
razones.
Es normal que una persona soltera tenga deseos de casarse.
Este anhelo de compañerismo es legítimo, natural y pensado por Dios.
También es normal que personas solteras estén contentas con
su soltería y no tengan intenciones de casarse, porque ahora tienen más tiempo
para sus cosas.
Ambas son actitudes valederas.
La soltería es un estado digno que Dios no sólo acepta, sino
que en ocasiones recomienda. La correcta actitud para con la soltería es
decirse: "Mi vida está aquí y ahora, y quiero vivirla plenamente".
El matrimonio nunca tuvo el propósito de satisfacer por
completo nuestros anhelos. Si bien el matrimonio es muy importante en los
planes de Dios para el ser humano, no es el único estado en que podemos
sentirnos realizados.
Si siente que mientras es soltero es media persona, no se
sentirá diferente cuando se case, el matrimonio no completa.
Ninguna relación humana, por íntima, vital o enriquecedora
que sea, puede proporcionar la realización de su potencial supremo como
persona.
Estar solo no tiene que ser un mero período de espera antes
de que la vida comience. Dios tiene un plan especial para todos y nadie
necesita esperar a estar casado para cumplirlo. Dios no quiere que vaguemos sin
rumbo, entregados a cualquier causa que se aparezca. Jesucristo quiere que
canalicemos nuestra vida en una dimensión específica de servicio. Para eso,
necesitamos tener un sentido de vida acorde a la voluntad de Dios.
Esto nos da objetivos a largo alcance, que nos permiten
mantener el rumbo y la dirección aquí y ahora.
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